Recuerdos perdidos

—Sabía que estarías aquí —dijo Wendy mientras descendía del cielo.

El joven de cabellos plateados no giró la cabeza y continuó mirando el puente que conectaba Asgard con los otros reinos de Yggdrasil.

—Escucha, sé lo que estás pensando, pero no va a suceder —Wendy se paró al lado del guerrero al cual ella personalmente había traído de vuelta del campo de batalla hace una semana—. No puedes regresar a Midgard. Solo ríndete.

William no dijo nada porque sabía que ella tenía razón. Ya estaba muerto y era imposible para él regresar a Midgard. El joven lo sabía, pero aún así no estaba dispuesto a rendirse.

—¿Hay algo que necesitas hacer? —preguntó Wendy—. ¿Pasar un mensaje tal vez? Si lo pides amablemente, encontraré una manera de entregar tu carta escrita a mano la próxima vez que vaya a Midgard a recoger las almas de los guerreros.

Esta vez, el joven finalmente tuvo una reacción. Miró intensamente a Wendy mientras agarraba su brazo.