Señor William, Eres Amado

Después de inclinarse ante la Princesa Sidonie y el público, William regresó a su asiento. Todos querían que cantara más, pero él puso la excusa de que sus manos sufrían de artritis y no podía tocar más el laúd.

—Todos rieron de su ingenioso chiste y le permitieron irse. ¿Cómo podía un chico de catorce años sufrir de artritis? Claramente, William no quería cantar más y ellos no tenían el corazón para forzar al apuesto Medio Elfo a quedarse.

Aún estaban embelesados por su voz y la melodía que no querían obligarlo a hacer nada.

William regresó a su mesa con una expresión de autosatisfacción, y los Estudiantes de la División Marcial aplaudieron una vez más para dar la bienvenida al triunfal regreso de su Comandante.

Después de sentarse junto a Wendy, la hermosa chica se inclinó hacia él y susurró en su oído.

—Cántame cuando volvamos a la academia, ¿de acuerdo? —dijo ella.

—De acuerdo —respondió él.