El sonido de los besos reverberó dentro de la bañera.
William sintió la urgencia en los besos de la Princesa Sidonie y supo que estaba al límite. Luego abrazó su cuerpo suave y seductor mientras el poder de la lujuria se desbordaba desde dentro de ella, enviándole escalofríos por la columna vertebral.
—Will, por favor… —suplicó la Princesa Sidonie mientras presionaba su cuerpo desnudo contra el de él.
Aunque la bañera estaba llena de agua fría, el calor dentro de su cuerpo continuaba ardiendo sin cesar.
—Lo entiendo —respondió William mientras besaba su frente.
El Medio Elfo entonces comenzó a acariciar el cuerpo de la Princesa para liberar la lujuria acumulada desde que él se fue a conquistar la Cueva Espejismo en la Ciudad Viento Plateado.
La hermosa dama entregó su cuerpo a su amado y le permitió hacer lo que quisiera. Como una picazón en su espalda que no podía rascar, la Princesa Sidonie había sentido cómo su frustración crecía mientras William no estaba.