Era una chica hermosa y delgada con un rostro de forma ovalada. Llevaba un elegante vestido rosa, lucía cabello rojo oscuro y calcetines pop azules.
Sus ojos parecían extremadamente vivaces y parecía muy emocionada de ver a Gustav.
Gustav no necesitó que se lo dijeran antes de saber que ella era la celebrante.
—Sí, lo soy —respondió Gustav con una ligera sonrisa.
—Ah. —Sus ojos brillaron aún más al escuchar su respuesta.
—Me alegra finalmente conocerte, abuelo me ha contado mucho sobre ti —dijo con una expresión de entusiasmo.
—Encantado de conocerte también, Mara —respondió Gustav.
Recordó su nombre cuando el Jefe Danzo lo mencionó antes.
—Ven, hablemos allá —dijo Mara con una voz encantadora mientras arrastraba a Gustav hacia uno de los sofás.
Dos horas después Gustav estaba volviendo a casa. Su mente no podía evitar regresar a la celebración de cumpleaños de Mara.