Desprecio

—Ah, ya veo… Es bueno saberlo. —La chica llamada Tatjana asintió con aprobación—. Andrei, puedes soltarlo ahora. No es una amenaza para nosotros.

Emery los miró con confusión. Era ciertamente extraño que, con solo una frase de la chica, inmediatamente soltaran las ataduras que amarraban sus extremidades.

—¿Vas a soltarme así nomás?

La chica de cabello castaño asintió y sonrió antes de decidir ayudar a Emery a deshacerse de las pesadas cadenas que aún rodeaban su cuerpo.

—Ah, bueno… ¿Cómo decirlo? Tatjana tiene el mejor sentido entre nosotros, si ella dice que estás bien, entonces estás bien.

Mientras ayudaba a soltar las ataduras, Tatjana todavía olfateaba a su alrededor.

—Emery, hueles muy bien. Debes ser una persona muy amable.

Emery la miró durante varios segundos con la boca abierta y un incómodo silencio siguió.