El sol había comenzado a inclinarse hacia el borde del oeste, pintando los cielos con hermosos tonos rojos y naranjas. Emery estaba de pie frente a las enormes puertas que conducían a la finca de la Familia Quintin y miraba adentro a través de los huecos. Vio que se había reunido una multitud, cada uno llevando antorchas, mientras gritaban con desdén. Parecía que no habían venido como invitados. Emery decidió usar su hechizo [Ocultar en las Sombras] y se acercó. Caminaba con cuidado, asegurándose de que la hierba no se viera perturbada al caminar.
Luna Quintin, la hermosa mujer de cabello rubio rizado, estaba de pie frente a la multitud enfurecida. A su lado, Kastan permanecía inmóvil, su postura vigilante y su rostro carente de expresión. Como de costumbre, cada palabra de la mujer destilaba encanto y carisma. Captaba atención con cada gesto suyo. Sin embargo, más allá de ese encanto superficial, Emery podía ver que de alguna manera había caído en una situación difícil.