«[Hechizo de Restricción activado. No se le permite dar ninguna información sobre la academia a quienes no sean parte de ella.]» Como pensó Emery, tan pronto como tuvo la intención de hablar sobre ello, la misma fuerza que lo alejó durante tres meses reaccionó. La notificación llenó su mente y ni una sola palabra salió de su boca.
«Bueno, vale la pena intentarlo», pensó Emery, mientras miraba a Cavvi.
Su silencio fue tomado como vacilación y Cavvi se enfureció aún más al no recibir respuesta a su pregunta. Se acercó a Emery, cada paso pateando polvo a su alrededor como para mostrar su ira.
Tyra, la mayor de las hermanas fey, trató de detenerlo. —¡Cavvi, detente! Mira, confío en Emery, estoy segura de que diría algo si pudiera.
—¡Lo sé! ¡Exijo saber qué es! —rugió Cavvi.
Cavvi siguió caminando hacia Emery, se detuvo frente a él y agarró el cuello de la ropa de Emery con ambas manos.
—¡Pensé que eras parte de nosotros! ¡Dinos, ¿por qué te quedas al margen y dejas que suceda?!