En algún lugar de Egipto.
¡Tang! ¡Tang! ¡Tang!
Se escuchaban en el aire fuertes sonidos repetidos de metal chocando contra algo, mientras se veía a un grupo de trabajadores esclavos martillando diligentemente la herramienta en su mano contra una pared de piedra.
Estas personas habían estado trabajando en esta tarea aparentemente sin sentido durante tantos días que uno podría incluso preguntarse cuál era su intención al hacer tal cosa.
De repente, su atención fue distraída y atraída por un fuerte sonido, un sonido que era diferente al que hacían sus herramientas.
¡CRACK!
Un fuerte grito de alguien resonó en el aire. —¡Está abierto! ¡Finalmente está abierto! ¡Rápido! ¡Alguien vaya y dígale a la reina sobre esto!
…