No podía creer lo que veía. La mujer que estaba debajo de él en ese momento era alguien que conocía muy bien.
Decenas de preguntas rápidamente pasaron por su mente mientras la miraba. Ella parecía estar experimentando lo mismo, pero al darse cuenta de la posición en la que se encontraban, Morgana rápidamente lo empujó.
Ignorando cómo ella lo empujaba, Emery hizo la primera pregunta que le pasó por la cabeza.
—¡Morgana! ¿Qué haces aquí?
La chica lo miró con una mirada aguda en respuesta antes de decir:
—¡Iba a preguntarte lo mismo!
Emery quería preguntarle más sobre varias cosas, pero las palabras se le quedaron atoradas en la garganta al notar algo. Morgana había estado sujetando su brazo todo el tiempo, con sangre goteando entre sus dedos. Estaba herida.
Quería acercarse a ella para revisar la herida de Morgana, ya que parecía bastante grave, pero ella rápidamente retrocedió y gritó para recordarle:
—¡No te preocupes por mí, preocúpate por lo que viene!