Desaparecer del radar

—¿Qué dijiste? —la voz de Azura se quebró.

—No pude hacer lo que me pediste. Era imposible —dijo Amanecer aclarando su garganta y respondiendo en voz calmada.

Todo lo que Azura había soñado llegó como olas del mar estrellándose contra la orilla. Él tragó. Había planeado casarse con Amanecer, había planeado sus hijos y hasta pensó en salir de ese lugar para poder vivir con ella en paz. La había amado desde el momento en que vio su fotografía en su teléfono por primera vez, la foto que le había enviado Jason. Si ella no conseguía la información, entonces Jason vendría tras ella o él. Tenía que llevarla a algún lugar y esconderla. Su pánico subió por su garganta junto con la ira que se formaba en su mente. Dijo con voz ronca:

—No importa, Amanecer. Sal del edificio ya. Iremos a mi lugar. No tienes que hacer nada. Desde mañana no necesitas ir a The Silver House. Solo fue un proyecto fallido. Te daré algo diferente en que trabajar —tenía miedo de que los sangre pura la mataran.