Cumpleaños dieciséis de Cole (4)

Cole estaba de tan buen humor que quería expulsar la negatividad de su sistema. Había puesto un giro muy pesimista a sus emociones en los últimos días. La sonrisa que se formó en sus labios no se borró de su rostro mientras seguía mirando a Quetz. Tarareaba la melodía que provenía de la pequeña habitación del interior muy suavemente.

—Creo que tomaré la ducha primero —dijo y clavó el tenedor en el pollo ahumado. Cole se apresuró al pequeño baño que solo tenía una regadera. Su enorme cuerpo apenas cabía dentro, pero su alegría no tenía límites. Se frotó cada pequeña partícula de arena de su cuerpo, se lavó el cabello con mucho champú y luego se secó con una toalla esponjosa. Llegó con la toalla envuelta alrededor de su cintura y con su cabello mojado parecía nada menos que un Dios Griego.