—¿Cuál es tu historia, Riven? —Me giré hacia Riven y pregunté.
—¿Cuál es la razón detrás de tus acciones? —pregunté curiosamente mientras lo miraba directamente a los ojos.
—Realmente nada. Tampoco te odiaba y siempre me resultaste atractiva, pero no me gustaba el hecho de que nuestro padre te dijese que podías competir con nosotros para convertirte en la Luna de nuestra manada. Nosotros trabajamos duro toda nuestra vida para obtener esta posición y él simplemente te lo ofreció como si no fuera nada. Por eso siempre fui grosero contigo —Riven habló con toda honestidad.
No había dolor, arrepentimiento ni remordimiento en su tono, no había dolor en absoluto, pero sus ojos mostraban un atisbo de tristeza que no pasó desapercibido para ninguno de nosotros.
—¿QUÉ? —grité, desconcertada.