Mía llegó a la Corporación Baker treinta minutos antes para hacer una declaración. Al llegar, visitó la oficina de Joanna, que compartía con tres colegas más, un hombre y dos mujeres.
Mía había ganado el respeto de todos los empleados debido a la noticia de su compromiso con Alexander King.
Había pasado poco más de un mes desde que Mía había dejado de presumir esa noticia. Fue entonces cuando aparecieron las noticias del accidente, pero Alexander todavía era conocido como el futuro heredero de la familia más poderosa de Ciudad de Nueva York.
—Señorita Baker, ¿qué la trae por aquí esta mañana? —preguntó una de las colegas de Joanna, Juliet, con una sonrisa orgullosa en los labios de Mía.
—He asumido el cargo de CEO en lugar de Troy, así que ahora él es mi asistente. Entonces, ¿dónde está Joan? —inquirió Mía. Juliet vaciló antes de hablar, sorprendida por la noticia.