—Hola, cariño, ¿me echas de menos? —preguntó Alex a la persona al otro lado de la línea. Joanna sintió un pinchazo extraño en su pecho.
Sus cejas se alzaron, asombrada por las expresiones faciales de Alex y las palabras que pronunció.
Aunque no podía oír la respuesta del otro lado, algo dentro de ella sintió una sensación de pérdida cuando Alex se acomodó de nuevo en su silla de ruedas, inclinando la cabeza para apoyar el teléfono en su oreja.
Sin dirigirle una palabra a Joanna, se excusó. Ella estaba dolida, su apetito arruinado, mientras se apresuraba hacia su habitación, incapaz de entender sus emociones.
Él ya había mencionado que tenía una mujer con la que quería casarse, pero la razón detrás de su matrimonio con ella permanecía poco clara. A pesar de sus esfuerzos, las cosas no tenían sentido, dejándola enredada en esta relación contractual.
¿Por qué era ella la única que se sentía herida cuando Alex parecía tener todo resuelto?