Fue lamentable que Agnes formara parte de la familia extendida, el mismo grupo de personas que Alex había reclutado a los hombres de Salvador para proteger. Sus motivos seguían siendo un misterio, dejando incluso al abuelo sin palabras.
—Nada. ¿No mencionaste que nos darías una docena de nietos? —preguntó, un destello de interés en sus ojos. Joanna se sonrojó, sintiendo un calor en su estómago.
Si tan solo supieran que la extravagante boda era una farsa, no estarían preparándose para una luna de miel.
Su única preocupación era cómo su pobre madre iba a tomar la noticia después del divorcio.
Por lo que respecta a Cole y su familia, para entonces ya no serían nada. Joanna y Alex no tenían más remedio que seguir adelante, asistiendo a la luna de miel y aprovechando al máximo su tiempo juntos.
Joanna no podía evitar preguntarse qué haría cuando Alex prefería la soledad. La presencia de Violet era un consuelo en la vasta mansión que llamaban hogar.