Hace unas noches, Violet tenía planeado encontrarse con Bennette en el mismo hotel, pero por alguna razón, sintió que sus planes se habían arruinado y necesitaba tiempo para reestructurar todo.
Encontró la mejor explicación para dar por teléfono mientras hablaban. —Lo siento, pero hay cosas que necesito atender. Dame unos días.
Bennette no estaba contento, sintiendo como si la mujer de la que se había enamorado se le escapara lentamente de las manos.
Aún así, no podía apresurarla porque ella era una mujer de alto valor, no como su esposa, Sadie.
—Está bien, ¿qué tal si te encuentras conmigo en el lugar que te enviaré en tres días? Por favor, viste lo mejor que puedas —dijo suavemente. Violet estaba confundida pero curiosa, así que aceptó.
—Está bien. Nos encontraremos allí.