—Señor Fabian, por favor ayuda a Yul... —se me cortó la voz mientras una ola de risa salía de mi boca como si toda esta situación fuera completamente hilarante.
—Mi señora, suelte a Lakresha ahora —instruyó Fabian, pero su tono sonaba como si no esperara que lo escuchara.
—Ah, Lakresha —pensé, mirando hacia abajo mi agarre sobre ella—. Creo que estoy perdiendo la cordura, pues esta crueldad que nunca supe que tenía se sentía tan natural. La esquina de mis labios se curvó en una sonrisa mientras levantaba la mirada y encontraba la de Fabian.
—¿Maleficent? —incliné mi cabeza hacia un lado, sonriendo mientras Fabian me empujaba hacia atrás y saltaba un metro lejos—. Lo quiere a Lakresha.
—Mi señora, por favor perdóneme —Un suspiro se le escapó de los labios mientras cantaba—. Tendré que luchar contra usted.