Hace siete años, en la tierra de Grimsbanne, una procesión de carruajes realizaba su largo y arduo viaje hacia la mansión del Duque. Era en ese entonces otro momento del año en que los nobles hacían un desfile para reunirse en la estimada hacienda del Duque.
—Woah... —la joven de 17 años Lilou se asombró, observando los suntuosos carruajes adornados con los escudos de la nobleza. Acercó sus sucias manos al pecho, poniéndose de puntillas, esperando ver a los nobles a pesar de la multitud ante ella.
Es esa época del año de nuevo, —murmuró internamente, echando un vistazo rápido a la nobleza dentro de los carruajes—. Realmente parecen tan... inalcanzables. —Frunció el ceño mientras se abría paso entre la multitud.
Había estado tan ocupada ayudando en el campo que era la primera vez en muchos años que veía este "desfile". En realidad, no era gran cosa, pero Lilou pensaba en los niños que habían quedado en la granja, quienes creían que esto era como un festival.