Tu vida, tus reglas.

Mis ojos se abrieron de golpe mientras jadeaba buscando aire. Otra vez, esa pesadilla —pensé, mientras me arrastraba para sentarme. Inconscientemente toqué mi hombro, estirando mi cuello en un movimiento circular con los ojos cerrados.

—Ugh... eso se sintió real —susurré mientras abría lentamente los ojos.

Miré subconscientemente hacia la ventana y ya era el amanecer. Pensé que me había quedado dormida porque el sueño continuó un poco más de lo normal. Cuanto más tenía estas pesadillas, más agotada me sentía cada vez que me despertaba. Era como si estuviera reviviendo aquellos tiempos de mi vida... aquellos tiempos que nunca recordé que sucedieron en mi vida.

—Qué fastidio —murmuré mientras mis ojos se desplazaban hacia el hombre que yacía a mi lado. La comisura de mis labios se curvó sutilmente enseguida mientras alcanzaba la mejilla de Sam.