Mía... Duerme Adri...

Era la mañana y Dmitri y Adriana no podían dormir. Desde que Dmitri había marcado a Adriana, no podía tener suficiente de ella. Quería fusionarse con ella. No la dejaría ir. Adriana estaba exhausta al amanecer. Lo apartó suavemente.

—Quiero dormir, Dmitri...

—Sí, querida... duerme —él la soltó después de decir eso, pero al siguiente momento, ya estaba acostado a su lado, diciendo:

— Tú duerme. Déjame hacer todo el trabajo —levantó sus piernas y las puso sobre sus muslos mientras su boca se movía a su pecho y succionaba suavemente sus ya maltratados pezones.