—Los hombres lobo pueden comunicarse fácilmente con sus manadas mentalmente, lo que significa que Liam puede ser de gran utilidad para ti a fin de encontrar a Dmitri y Adriana —informó Ed, entrelazando sus manos detrás de la espalda—. Deberías considerar llevarlo contigo.
Fleur miró a Ed sin parpadear. Eran ya las 8 PM. En cuanto se dio cuenta de lo que tenía que hacer, llamó a Liam a gritos y salió corriendo de la casa para encontrarlo. Solo había avanzado unos metros cuando volvió corriendo, resoplando y jadeando. —Las escobas eran mucho mejores —se dio cuenta—. ¿Dónde vive él? —preguntó.
Ed se encogió de hombros y respondió:
—No lo sé...
Fleur apretó los dientes. —¿Quién lo sabría?
—Vuelve al palacio e infórmate... —dijo antes de regresar a su habitación.
Fleur comenzaba a odiar este mundo. Caminó todo el camino hasta el palacio y de alguna manera consiguió la información que necesitaba de los guardias que no le permitían entrar.