El rostro de Dmitri se volvió pálido cuando escuchó eso. —¿Cuáles cuatro magos? —preguntó.
—El Profesor Ziu y... —Fleur dudaba de nuevo al hablar.
—¡Habla más fuerte! —rugió Dmitri.
—Cy... —dijo ella, asustada por el comportamiento de Dmitri—. Ya lo has conocido antes, Adriana...
Dmitri apretó su agarre alrededor de la cintura de Adriana.
—¿Quiénes son los otros dos magos? —preguntó Adriana.
—No lo sé...
—No irás a ninguna parte, Adri —declaró Dmitri—. La levantó y la llevó adentro—. Puedes irte, Fleur —dijo mientras echaba la cerradura por dentro.
Una vez que estaban dentro, dijo:
—No voy a dejarte ir a ningún lugar que ponga tu vida en riesgo.
Adriana sabía que sería difícil convencer a Dmitri, así que propuso una sugerencia. —Dmitri, tengo que encontrar mi varita... pero, ¿me acompañarías en mi búsqueda para encontrarla? ¿Confías en que podré protegerte?
—¡Adri! —Dmitri se sorprendió al escuchar su sugerencia.