El Castigo

Adriana no se sorprendió cuando escuchó lo que la persona del ministerio reveló. Después de todo, ya había descubierto quién lo había secuestrado cuando había indagado en la mente del sanador. Miró fijamente a Ilsa, quien parecía extremadamente perturbada.

—¿Quién secuestró al sanador? —rugió Adriana.