Dmitri podía sentir la desesperación y la miseria en el corazón de Adriana durante todo el día en que había estado participando en la competencia. Podía sentir la furia en ella y toda la negatividad con la que tenía que lidiar. No había salido de su casa, preguntándose si tendría o no que ir a buscarla. A este ritmo, ella no será capaz de afrontarlo. Sentía ganas de sacarla de la competencia y traerla de vuelta a su lado. El sentimiento retorcía su alma. Al final del segundo día, cuando cayó el crepúsculo, podía sentir que ella quería estar con él, que quería reparar las abolladuras que habían marcado su alma.
Sabía que ella anhelaba estar con él, así que cuando vio el portal abrirse, se colocó frente al portal y recibió a Adriana en sus brazos. En cuanto la tuvo en sus brazos, la alzó y la besó apasionadamente en los labios.