Busca a alguien más para que te ayude

Adriana miró a Isidorus con el ceño fruncido —¿Mi seguridad? ¿A qué te refieres? Me sé cuidar muy bien sola.

Isidorus la miró fijamente —Es luna llena en la primera noche de tu competencia.

El rostro de Adriana se desencajó. Sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sus labios se secaron, mientras lo miraba sin expresión. Comenzó a tener miedo de sí misma. Su estrés era visible y su cerebro funcionaba con menos precisión. Sus hormonas del estrés aumentaban aquello que temía cada noche de luna llena. Este era su punto débil y sentía que se iba a quebrar. Si alguien se enterara de ello, solo se extendería el odio entre los compañeros de estudio. Su respiración se aceleró mientras las gotas de sudor aparecían en su frente.