Adriana perdió el control de sí misma al transformarse en un hombre lobo en esa noche de luna llena. Trató de contenerse por un tiempo, pero las cosas empezaron a caer. No sabía qué estaba pasando mientras la arrastraban escaleras abajo. Todo se volvió borroso.
—¡Adriana, concéntrate! —gritó Dmitri desde algún lugar lejano.
Ella quería sonreír a Dmitri, sentir su cálido toque sobre ella, pero todo estaba perdiendo sentido...
Dmitri la había arrastrado hasta la mitad de las escaleras cuando escuchó el gruñido. Miró a Adriana. Sus ojos se habían vuelto amarillos dorados y lo miraba como si fuera a atacarlo en cualquier momento.
—¡Dmitri, salta de las escaleras! —gritó Fleur temiendo por su seguridad. Había arriesgado mucho al venir a la cueva solo por Adriana.