Segunda Etapa de la Competencia (5)

Él quería que ella lo acariciara, como si hubiera encontrado a su dueño perdido hace mucho tiempo. Adriana se reía de él mientras lo acariciaba. —Mun, ¿te has perdido? Mun saltaba alrededor de ella con alegría jugando con ella lanzándose sobre ella y apoyaba su rostro en cada rincón de su cuerpo. —Basta Mun —Adriana seguía riendo ante su gesto de amor. Él estaba muy tranquilo y mantenía su distancia cuando ella lo vio por última vez.

Mun dejó de saltar alrededor de ella y luego se arrodilló en el suelo. La empujó. —Siéntate sobre mí —dijo. Adriana se quedó boquiabierta al oírlo.

—Sé que puedes escuchar a los animales, Adriana —dijo él con una sonrisa burlona.

—Ahora siéntate sobre mí. Has venido en la dirección equivocada. La posada está en la dirección opuesta.

Adriana se quedó sin palabras. ¡Había soportado una ventisca y tantas dificultades solo para venir en la dirección equivocada! Estaba confundida.