—Adriana, detente. ¿A dónde vas? —gritó Lile desde atrás mientras ella también corría tras su amiga. Lile logró alcanzar a Adriana pronto ya que el hielo estaba demasiado blando en la zona y caminar ahí era problemático.
—Adriana, primero limpia tus manos —insistió Lile mientras sostenía la mochila de Adriana para detenerla.
—¡Lile, déjame, quieres? ¡Estoy muy apurada!
—¿Apurada para qué? Hay tantas actividades que necesitan ser terminadas y si las hacemos juntas, podremos terminarlas rápido —insistió Lile.
—Volveré más tarde con todos ustedes, pero ahora tengo que irme, ¡así que no me sigan! —gritó Adriana a Lile—. La encontraba irritante.
—Lile cruzó sus brazos sobre su pecho y dijo:
—Está bien, vete, pero primero limpia tus manos —Lile tomó algo de nieve y la puso alrededor de las manos de Adriana para que la sangre fuera absorbida.
—¡Ay! —gritó Adriana sintiéndose cosquillosa—. ¿Estás tratando de matarme?