Arcano cayó tan mal que gritó de dolor. De alguna manera se levantó sintiendo como si algún hueso de su cuerpo se hubiera roto. Sus hombros cayeron y se veía dolorido. Con un movimiento cojeante, trató de recoger su varita para lanzar el hechizo, pero antes de que pudiera apuntar su varita hacia ella de nuevo, Adriana ya había lanzado el hechizo "Nuyyn" sobre él que arrestó sus movimientos de inmediato. Arcano no pudo caminar y volvió a caer al suelo. Esta vez tampoco soltó su varita.
Adriana pensó en hacerle una broma de niño y de la nada apareció algo de barro que arrojó a sus ojos, al mismo tiempo retirando el hechizo de Nuyyn. La mano de Arcano fue a sus ojos cuando dejó su varita en el suelo para quitárselo.
—¡Adriana, zorra! ¡Me engañaste! —gritó tratando de quitarse ese barro de los ojos que lo había cegado.