23 Bernice

Kral le lanza una mirada a Alen. Alen asiente, da un paso adelante y patea a Bernice fuera de su caballo.

—Oh, my prince —Bernice, que se encontraba de rodillas, levantó la barbilla—. Claro que sabes a quién me refiero, ¿verdad?

Sus pies estaban atados y no podía levantarse, pero aún así miraba fijamente a Kral, sus labios rojo brillante como sangre.

Tenía una mirada de caza, y nunca creyó que algún hombre pudiera resistirse a su encanto, y yo siempre era quien se veía forzado a verla triunfar.

Kral se acercó a mí y le lanzó a Bernice una mirada fría y despectiva.

—¡Pa! —Kral abofeteó la cara de Bernice con tanta fuerza que me hizo estremecer—. Su cabello dorado se desplazó hacia un lado y sus ojos se abrieron incrédulos.

—¿Por qué me haces esto? —Bernice se tocó la cara y dijo con un nudo en la garganta—. Te quiero tanto. No deberías haberme hecho esto, Su Alteza.