La sesión de la tarde es una clase de etiqueta real impartida por Susana. Ella me miraba a mí y a Vivian con ojos fríos. Sus ojos parecían una regla para medir nuestros movimientos, y cada error que cometíamos era captado y reprendido.
—Vivian, levanta tu mano.
Hice un gesto estándar y miré los ojos poco amables de Susana en dirección a Vivian. El cascabel entre mis muñecas sonó suavemente, y no pude evitar recordarle ansiosamente en mi corazón.
—Ah, hermana, no me gusta esta lección de etiqueta.
Vivian, con una cara triste, levantó el brazo de nuevo con dificultad. El cascabel transmitía el sonido de su corazón. Entre las criadas entrenadas, Vivian es como un patito entre los Cisnes. En la falda de baile esponjosa y rosa, su postura no estándar siempre es obvia.
—Resiste, Vivian. Pronto terminará esta clase. ¿Qué tal si le pido al chef que te traiga tu pastel de arándano favorito esta noche?