Punto de vista de Delia
—¡Mantengan la compostura, caballeros! Entre el alboroto, el grito de Alen cortó todo, volviéndose claro.
Poco después, las antorchas ardientes atravesaron la oscuridad. La cara de Alen estaba iluminada por la luz de las velas, reflejando su mirada resuelta.
—¿Qué demonios está pasando? Maldición...
—¿Por qué ocurriría tal incidente durante la ceremonia de compromiso del príncipe?
—Oh, ese torpe tonto pisó mi vestido.
Tras el caos momentáneo, estos nobles comenzaron a culpar a las medidas de seguridad inadecuadas de la familia real por su mala conducta anterior.
Las quejas de las damas llenaron de nuevo todo el salón con ruido.
—Todos, por favor, mantengan la calma. Fue solo un accidente menor. Nos aseguraremos de la seguridad de todos. Las criadas distribuirán antorchas. Por favor, sean pacientes —aseguró Alen. Las criadas encendieron las antorchas y, tal como instruyó Alen, encendieron las velas en el salón, disipando la inquietante oscuridad.