20 Susurros Matutinos

Lidia no durmió cómodamente. En su sueño, sentía que la estaban observando unos ojos todo el tiempo.

Ya fuera caminando, comiendo o bañándose, había un par de ojos que la observaban todo el tiempo, haciéndola sentir un poco de vergüenza. Especialmente cuando se estaba duchando, esos ojos eran como grandes manos, su mirada acariciaba su cuerpo hasta el último detalle, sin dejar ni un solo trozo de piel.

Lidia no podía mantener los ojos abiertos. En sus sueños, estaba desnuda, acostada en la cama, sintiendo la mirada de esos ojos. Poco a poco, un hombre vino a la cama, la abrazó por detrás y luego la acarició mientras la besaba.

Esta sensación…

Lidia se retorció inquieta, sin poder saber si lo disfrutaba o lo resistía, mientras el cuerpo del hombre detrás de ella se calentaba más y más, y sabía lo que sucedería a continuación…