Zoe Bell estaba en sus brazos, sintiendo su corazón latir extremadamente rápido; con cada respiración, estaba rodeada por su aroma. Invadía libremente sus sentidos, agitando sus nervios. Los sentimientos que él le provocaba siempre eran abiertos, directos... Sin embargo, nunca la hicieron sentir incómoda. Enamorarse de él era algo fácil de hacer. Quizás su corazón estaba latiendo demasiado fuertemente, haciéndole sentir la cabeza algo aturdida.
—Señor Hale, el incidente de hoy ha sido culpa mía por arrastrarlo a usted. Si no hubiera sido por mí, Mina Bell no habría...
William Hale soltó sus manos y la miró con ojos caídos.
—Zoe Bell.
Hacía mucho tiempo que no la llamaba por su nombre, y de repente hacerlo la hizo congelarse por varios segundos.