Zoe Bell se lavó las manos y se colocó frente al espejo para arreglarse. Después de enviar un mensaje de texto a su hermano menor, Lucas Bell, para informarle que estaba a salvo, estaba lista para ir a cenar.
Pero en cuanto abrió la puerta, casi choca con alguien.
El hombre era muy alto, probablemente cerca de seis pies y dos pulgadas.
Vestido con una simple camiseta negra y pantalones negros, con el cabello corto y recortado, tenía la piel ligeramente oscura, un puente nasal alto y ojos profundos y agudos. Sosteniendo un teléfono en una mano y con la otra en su bolsillo, miró a Zoe con un destello de sorpresa en su mirada.
Era evidente que hacía ejercicio de manera regular, ya que las líneas de los músculos en sus brazos eran bastante distintas, sugiriendo un carácter salvaje y desafiante.
Mirándola desde arriba, transmitía una sensación de presión.
—Logan, en un rato... —En ese momento, otra persona salió de un lado.