Coronando al Forastero

—El mundo de Sophie se hizo añicos en el momento en que las palabras salieron de la boca de su abuelo.

—¿Eve... una Rosette?

—El simple pensamiento era como un puñal que le atravesaba el pecho, retorciéndose con cada segundo que pasaba.

—¿Cómo podía estar pasando esto?

—Durante años, Sophie se había regodeado en su superioridad, en la certeza de que ella era la verdadera Rosette. Habría presumido de ello en cada oportunidad futura, saboreando el poder y el estatus que venían con su nombre.

—Eve no era nada—una nadie sin familia, sin derecho a nada importante.

—¿Y ahora... esto?

—La mente de Sophie corría, su pulso retumbaba en sus oídos mientras la incredulidad y la furia luchaban dentro de ella. Sus labios se separaron en un jadeo silencioso, su garganta apretada como si hubieran succionado el aire de la habitación.

—Era engreída, siempre tan segura de que Eve nunca pertenecería a su mundo, que estaba eternamente destinada a ser carne de cañón sin nombre.