La Estrategia para el Éxito

—Hice esto... para poder estar contigo y compensar todo. —No podía respirar, mi corazón latía en mi pecho tan fuerte que dolía.

—Obviamente, ya lo sabías —bromeó él—. Se lamió los labios, y mi mirada lo siguió sin permiso. Tragué fuerte, sintiendo mi garganta apretarse. —Pero aún así querías que lo dijera... ¿Chica traviesa?

Mis ojos se agrandaron mientras jadeaba. Este no era el Cole que recordaba.

—¿¡Quién es este hombre?!

Sin pensar, lo empujé fuerte, mis mejillas se hincharon de una mezcla de vergüenza, frustración y todas las demás emociones para las que no tenía nombre. Mi cerebro estaba cortocircuitando.

Girándome, pisoteé el suelo como un niño, irrumpiendo en mi habitación.

—¡Vete al INFIERNO! —grité por encima del hombro antes de cerrar de golpe la puerta detrás de mí.

Hubo una pausa, luego escuché la voz divertida de Cole desde el otro lado. —¿Eso es una invitación?

—¡AarRgGhH! —grité, lanzando una almohada a la puerta con exasperación.