[EVE]
Cuando Riri y yo llegamos a la sala de estudio, encontramos a todos ya sentados, intercambiando apuntes y conversando animadamente. No había ni una sola silla vacía a la vista.
Lily levantó la vista cuando entramos y nos regaló una sonrisa radiante, de esas que parecen dulces pero tienen un filo agudo.
—Oh no, parece que solo tenemos suficientes sillas para todos los demás —dijo con un tono de disculpa fingida—. ¡Pero no te preocupes! Puedes sentarte en el suelo, está enmoquetado —soltó una carcajada, frunciendo la nariz mientras sonreía.
Levanté una ceja, captando el brillo de satisfacción en sus ojos. Estaba claro que lo había planeado.
Antes de que pudiera decir algo, Daniel se levantó abruptamente. —Puedes tomar mi asiento, Eve —ofreció, ya apartándose.
La sonrisa de Lily vaciló y soltó una risa sorprendida. —Oh, no tienes que hacer eso, Daniel —insistió, tratando de esconder su molestia.