—Lina...
El sonido de mi nombre en sus labios era escalofriante, un preludio a la tempestad que podía sentir creciendo en él.
Me forcé a sonreír, aunque mis manos temblaban. —A-antes de que digas algo, déjame explicar.
—¿Explicar? —Su voz atravesaba la mía como hielo, sus ojos plateados oscureciéndose—. Tú estás detrás de esto, ¿no es así?
Abrí la boca para responder, pero no salió nada. La explicación que había ensayado innumerables veces se disolvió bajo el peso de su penetrante mirada.
—La única manera de que un secuestrador se acercara lo suficiente como para llevarse a Eve —Cole continuó, su voz llena de veneno—, es si el secuestrador fuera uno de los nuestros. No necesitaba mi confirmación. —Y eso significa Dylan. Él es el único capaz de hacer algo así—llevándose a Eve mientras luchaba contra mí al mismo tiempo.
Mi silencio me delataba.
—Y supongo que Zen y los demás también estaban involucrados?
—No les culpes —dije rápidamente, mi voz temblando—. Todo fue idea mía.