Práctica de Mezclador

—¿Por qué llevas una máscara? —preguntó Riri, frunciendo el ceño mientras yo ajustaba la sencilla máscara blanca sobre mi rostro.

—¿Realmente quieres que entre allí con este aspecto? —repliqué, señalando mi reflejo en una ventana cercana.

Riri me echó un vistazo de arriba abajo, estrechando los ojos mientras escudriñaba mi aspecto perfectamente adecuado. Entonces, sin decir una palabra, agarró la máscara y me la colocó firmemente de nuevo en el rostro.

—¿Sabes qué? Quédatela. De hecho, nunca te la quites. Si no viniste para conseguir un novio, al menos no lo hagas más difícil para el resto de nosotras. Somos nosotras las que realmente necesitamos esto, ¿vale?

—Vaya, gracias por el aumento de confianza —dije con ironía, rodando los ojos detrás de la máscara.

—¡Vamos! —chirrió Riri, arrastrándome hacia el restaurante como si su vida dependiera de ello.