Límites y Fechas Límite

—Estos papeles —dijo, haciendo un gesto hacia los documentos esparcidos—. ¿Crees que no lo sé ya? He vivido con esta verdad toda mi vida. Sé lo que soy, un bastardo, nacido del pecado. Pero ese pasado no me define. Mi madre y yo dejamos esa vida atrás hace mucho tiempo.

Su voz se debilitó ligeramente, no por debilidad, sino por el peso de esas palabras. Su madre, una mujer de serena fortaleza, lo había criado sola, negándose a depender del hombre que los había abandonado. Ese capítulo de su vida estaba cerrado, o eso había pensado.

—Oh, Daniel, no necesitas alterarte tanto. No estoy aquí para reabrir viejas heridas —sus dedos buscaron su mano, pero él la retiró antes de que ella pudiera tocarlo.

—Vamos al grano —continuó ella, impertérrita—. Me aceptas como tu novia, y estos papeles permanecerán enterrados para siempre. Nadie lo sabrá jamás.