Te amo también

—¿Puedes darme un poco de espacio, por favor? —logré murmurar, intentando apartarme, pero no había a dónde ir—. Estás demasiado cerca. No puedo moverme.

—Solo estoy saboreando el momento —dijo él, su voz baja y un poco ronca—. Finalmente estamos juntos ahora, y es un largo viaje. ¿Qué se supone que haga sino abrazarte? Además, eres tú quien parece que pudiera desaparecer en cualquier momento. Estoy asegurándome de que te quedes justo aquí, conmigo.

Sus palabras me golpearon como una ola, y sentí un aleteo en mi pecho que no podía contener del todo. No era solo la cercanía la que hacía latir mi corazón —era la forma en que su voz se suavizaba con algo más profundo, algo que se sentía demasiado real, demasiado íntimo para el momento.

Me había imaginado que él dijera cosas así en mis sueños, pero escucharlas ahora, con sus labios rozando tan cerca de mi piel, se sentía como una promesa —una que no estaba segura de estar lista para aceptar, pero no podía resistir.