[EVE]
El momento en que entramos al centro comercial, supe que había cometido un error.
Los suelos relucientes, las interminables filas de tiendas de diseñadores y el embriagador aroma de lujo parecían haber hechizado a Haley y mamá. Sus ojos brillaban como niños en una tienda de dulces, y antes de que pudiera decir una palabra, ya se habían ido—arrastrándome en su extravagante búsqueda.
—¡Eve! ¡Mira este vestido! —exclamó Haley, presionando un vestido de seda contra su cuerpo—. ¡Dios mío, me quedaría tan bien!
—Es precioso —admití, echando un vistazo a la etiqueta de precio. Cuatro mil jodidos dólares.
—¡Vamos a comprarlo! —chirrió ella, sin siquiera esperar mi aprobación antes de entregárselo al asociado de ventas.
Suspiré pero no dije nada.
Luego fueron zapatos. Luego joyas. Luego perfume. Una cosa tras otra, revoloteaban de tienda en tienda como mariposas, completamente imperturbables por los precios exorbitantes.