[ESTELLE]
En el momento en que Damien salió del salón de baile, supe a dónde iba. Porque el desamor tiene un patrón predecible: primero, el silencio atónito. Luego, la caminata de la vergüenza frente a una multitud de invitados susurrantes. Y finalmente, el intento temerario de ahogarlo todo en alcohol.
¿Y Damien? Oh, él era de manual.
Lo encontré exactamente donde pensé que estaría: en El Blue Ember, un bar lo suficientemente lejos del elegante gala para asegurar que ninguno de los invitados del evento vendría a buscarlo. Excepto yo, por supuesto.
La escena era casi cinematográfica: Damien desplomado sobre la barra, una mano alrededor de un vaso de whisky, la otra frotándose la sien como si intentara masajear el dolor hasta hacerlo desaparecer. Su corbata estaba floja, su chaqueta abandonada en el asiento a su lado, y su cabello, usualmente perfecto, era un desastre por los dedos frustrados que lo habían revuelto.