De tela a oro, de mentiras a fama

Lo habíamos logrado—justo a tiempo para la Semana de la Moda de Primavera. Otra vez.

No había sido fácil. Los últimos días habían sido un torbellino de ajustes de último minuto, noches sin dormir y crisis inesperadas que habrían hecho colapsar a cualquier equipo ordinario. Pero nosotros no éramos cualquier equipo. Y teníamos a Dean.

Mientras las modelos desfilaban por la pasarela, envueltas en telas sobre las que habíamos agonizado, pude sentir cómo cambiaba la energía en la sala. Murmullos de aprobación se propagaron entre el público, cabezas giraron, cámaras destellaron. La forma en que la luz atrapaba la seda, cómo cada pieza se movía—era arte, y todos lo sabían.

Entonces llegó el momento.

La música creció, las luces se atenuaron por un instante, y entonces él pisó la pasarela.

Dean.