Regresa

Abel regresó al Continente Santo, así que decidió hacer algo de entrenamiento de caballero. Bartoli observaba en silencio a un lado, su mirada llena de preguntas.

—Maestro, ¿eres el caballero más fuerte de este mundo? —preguntó Bartoli con voz suave.

—No, todavía está el comandante en jefe. No sé, ¡puede que haya algunos incluso más poderosos! —Abel dijo con incertidumbre. El ranking en el Continente Santo era tan vago, que era casi como si estuviera enterrado en una capa de arena.

—Maestro, mi esposo era un caballero y su entrenamiento parece diferente al tuyo. Aunque la herencia de su familia se ha desvanecido, todavía lo recuerdo. Si quieres, ¡puedo escribírtelo! —dijo Bartoli haciendo una reverencia. Desde que se había unido a Abel, todo lo que quería hacer era ayudar a su dueño a subir de nivel.