¡Bang! Una explosión estalló, y llamas ardientes brillaron fuera del Muro Milagroso. Un gigantesco escudo de protección apareció entonces, bloqueando el impacto.
Cuando vieron al mago intermedio recibir una de sus flechas, las deidades orcas se enfurecieron enormemente. Todas señalaban frenéticamente hacia esos montones de cadáveres del tamaño de una montaña y seguían provocando explosiones.
Aquel gigantesco escudo apareció repentinamente fuera del Muro Milagroso. Era el verdadero poder defensivo del Muro Milagroso, pero normalmente consumía demasiada energía. Los ataques débiles rara vez lo activaban.
Las deidades continuaron desatando los hechizos de «cadáveres explosivos» y «explosión venenosa», llenando todo el Muro Milagroso con llamas y aire venenoso. De repente, todo el lugar quedó envuelto en una neblina de sangre.
Una luz blanca destellaba continuamente en el escudo protector del Muro Milagroso, y comenzó a temblar. Esto distribuía la fuerza de la explosión.