Lealtad

Solo Abel y el Mago Dunn estaban en el hall. El Mago Lorenzo había salido antes.

—Abel, ¡el Reino de San Ellis hizo bastante para otorgarte el Ducado de Carmel! —dijo el Mago Dunn con una sonrisa.

—¡No me lo esperaba! —Abel sacudió su cabeza. Todavía no podía entender lo que había sucedido.

—Este lugar te pertenece. Incluso si solo sigues siendo un mago y no deseas convertirte en rey con esta identidad, ¡este ducado irá directamente a tus descendientes! —dijo el Mago Dunn en tono impersonal.

—Preferiría solo tener la Ciudad de la Cosecha; ¡un ducado requiere demasiada energía para administrarlo! —Abel suspiró.

No estaba presumiendo. Lo único que lo definía era ser un mago. Los humanos no tienen energía ilimitada. Si no ponía toda su energía en el entrenamiento, su poder se vería afectado.