—Lin Yue, hijo de puta. ¡Te voy a matar! —Los ojos de Pang Ran se volvieron rojos sangre, como los de un lobo sediento de sangre listo para matar. Se lanzó hacia Lin Yue con una sola cosa en mente: ¡matar a Lin Yue y vengar a su Padre Imperial!
—¡Bang!
—Antes de que Pang Ran pudiera siquiera tocar las ropas de Lin Yue, fue pateado y enviado a volar por los guardaespaldas de este. Su cuerpo cayó sobre la cama, con la forma del número ocho. Un sudor frío le bajaba por la frente mientras jadaba tratando de respirar.
—Por primera vez, se arrepintió de su falta de entrenamiento.
—Por primera vez, sintió remordimiento por haber ignorado los consejos de su Padre Imperial durante todos estos años.
—Ahora ni siquiera era capaz de tomar venganza.
—¡Jajaja! —Pang Ran se rió, la locura se asomó en su rostro pálido. Sus ojos rojos sangre miraron fijamente a Lin Yue, como si tallara sus rasgos en el ojo de su mente para recordar su cara en su próxima vida.