Capítulo 20: ¿Debo llamar a la policía por ti?

—La áspera mano cubierta de venas levantó la barra de hierro y golpeó la parte posterior de la cabeza de Abigail con toda la fuerza. Uno podría imaginar que si el golpe no la mataba, la dejaría paralizada.

Al ver esto, Rubí en el suelo relajó su rostro asustado y mostró a Abigail una extraña sonrisa.

—Abigail frunció el ceño.

—¡Bang!

—Un sordo golpeteo seguido de dolor.

—Dolor indescriptible —Rubí abrazó su ya rota pierna, lágrimas corriendo por su cara incontrolablemente, sus ojos llenos de incredulidad. Señalando al jardinero Johnson, gritó:

— «¡Idiota, Harrison!»

—¡Clang!

—La barra de hierro cayó al suelo nuevamente con un clangor entre las maldiciones de Rubí —Johnson se apresuró hacia Rubí en un pánico—. «Señorita, Señorita, ¿está usted bien?»

—Abigail miró la barra de hierro que había caído junto a su mano. La recogió y apenas logró ponerse de pie. Justo un momento antes, cuando Rubí sonrió, ella rápidamente se agachó, evitando el golpe del jardinero.